miércoles, 31 de agosto de 2011

Diario de una expedición en Kayak. 32 días en canales Patagónicos.


Como marino y farero  había navegado realizado mantenimiento a la señalización marítima y cumplido largos periodos de aislamiento en faros emplazados en canales de la Patagonia por  más de una década, esto me hacía pensar que  no tendría mucho por experimentar en estas latitudes, pero la verdad es que  como seres humanos somos pequeños y  nuestra perspectiva va creciendo con nuevas experiencias, uno nunca deja de aprender, crecer  y maravillarse por lo que puede experimentar  en la Patagonia y sus inhóspitos y gélidos canales. 

Esta expedición de 32 días en los canales Patagónicos con NOLS,  junto a compañeros americanos, todos con edades que oscilaban entre 18 y 23 años se realizó entre los meses de septiembre y noviembre del año 2010.
Como punto de  inicio tuvimos  la localidad austral de Puerto Aguirre y finalizamos en Rio  Exploradores ambas en la región de Aysén y en cuyo recorrido sumamos  unas 270 millas náuticas navegadas, algo más de 500 kms terrestres.


La toma de desiciones.
Los kayaks utilizados fueron singles y dobles marca Feathercraft, dedicamos mucho tiempo al estudio de las mareas, las técnicas de navegación, liderazgo y mínimo impacto, estudio de la flora y fauna en los canales de la Patagonia.

Para esta expedición educativa estuvimos más de treinta días incomunicados totalmente del mundo exterior en los canales de Aysén y sin tener más contacto con la civilización y la sociedad que el encuentro casual que tuvimos en una salmonera con  unos trabajadores durante la travesia por  un canal y que alegremente nos contaron como primicia, que habían sido rescatado los 33 mineros de la Mina San José en Atacama. Lo cual nos puso muy contentos.

Este es un relato personal de  expedición, me baso en las memorias del diario que sostuve durante el viaje, sin hacer mucho incapié en los detalles técnicos del mismo, sino más bien enfocado en relación   del expedicionario y lo escrito en su diario , muchas veces subjetivo.

Puerto Aguirre, nuestro punto de partida.



Isla Melinea, 10 de octubre de 2010.
"Mañana se cumple una semana, desde que salimos de Puerto Aguirre. Nos encontramos en una Isla al medio del canal Moraleda llamada Isla Melinea, durante la mañana salimos a explorarla en busca de árboles nativos para estudiarlos,  las jornadas remando han sido largísimas y he tenido muy poco tiempo para dedicarme a escribir"

Break en una playa

Isla Riveros, canal Pulluche, 15 de octubre.
"Hoy hemos tenido una jornada largísima en los kayaks, pero remamos con corriente a favor lo cual nos ha favorecido en el andar, nos levantamos a las  0600 de la mañana, a las 0800 estamos en el agua con los kayaks listos a iniciar una nueva jornada, hemos tenido días lluviosos y de buen clima, en general hemos andado bien".

Campamento en un islote sin nombre en los fiordos

Isla Guerrero, canal Pulluche, 17 de octubre.
"Son las 1916 de la tarde y recién me tomo un respiro, hemos tenido un día de mucho trabajo con los kayaks y el campamento, me encuentro acampando en la cima de esta  isla solitaria,  tengo una vista espectacular del canal Pulluche"

Cargando los kayaks (trabajo en equipo).


Isla Guerrero, canal Pulluche, 19 de octubre.
"LLevamos dos días en esta isla con mal clima, la lluvia y el viento no cesan de día y de noche, no hemos podido mover los kayaks ya que el clima no lo permite".
"Me preocupa y molesta a cierto punto ver mi equipo y ropa  mojada, se extraña un poco de sol que cambie la vida, algunos de mis compañeros parecieran disfrutar de la lluvia, para mi es un cuento repetido en los canales del sur. Intento entretenerme al interior de mi carpa compartiendo historias de los faros con mis compañeros de expedición y tomando algunos mates. La moral del grupo y el espíritu de trabajo  no está mal, se ven algunos rostros desgastados. Los planes son movernos mañana temprano a las 0830 de la mañana, veremos que nos dice la señora Patagonia al respecto".

Línea de alta marea bordeando el campamento


Isla Prieto, canal Abandonados, 20 de octubre.
"Acampamos en la Isla Prieto, el clima parece estar mejorando"

Isla Goñi, canal Ultima Esperanza, 23 de octubre.
"Navegamos en los kayaks durante ocho horas para llegar a esta Isla. Ha estado llovisnando durante todo el día, terminamos muy cansados como de costumbre, sólo pensamos en aprevochar el tiempo para descanzar"

Al fondo (montaña blanca)  el San Valentín.

Península de Taitao, 25 de octubre.
"Ha sido un largo día, me duele hasta la última fibra de mi cuerpo producto del desgaste físico, estoy sentado sobre una pequeña loma en un islote muy cerca del campamento observando el monte San Valentín, la montaña más alta de los campo de hielo Patagónicos, mientras la observo no dejo de pensar en mi hija y Carolina, no he sabido nada de ellos desde que salimos, mañana nos hemos propuesto remar 22 millas".

Península de Taitao, 31 de octubre.
"Hoy hemos podido avanzar muy poco por el mal clima, sólo hemos avanzado 2 millas. Ha llovido tres días sin parar, mañana saldremos a las 0700 de la mañana".

Navegando el Río Exploradores.

Río Exploradores, 2 de noviembre".
"Hoy llegamos a un lugar muy bello y de facil acceso, siento que me daré un gran respiro".

Bahía Exploradores, 3 de noviembre.
" Hoy es el cumpleaños de mi hija, cumple su primer año de vida, me pregunto que estará haciendo, mañana termina la expedición, no he tenido contacto alguno con mi familia por más de un mes, pagaría lo que fuera por una llamada teléfonica".


En las cercanías del Valle Exploradores.

Río Tranquilo, 5 de noviembre.
"Hoy finalizó la expedición, luego de cruzar un bello río en lancha, esperamos el bus que nos llevó a río Tranquilo. En el camping de este pueblo a orillas del lago General Carrera, todos estamos contentos, acampamos, comimos carne y frutas con ancias."


Represa  construida por los Chonos para la pesca (descubierta por la expedición).

La flexibilidad de la canoa, utilizada como medio de transporte por los primeros habitantes de los canales Patagónicos para desplazarse sobre las gélidas aguas, fue un elemento fundamental para la supervivencia humana en esta zona remota del planeta con un clima tan inclemente pero llena de recursos, al servirles de apoyo en la obtención de los productos marinos que eran parte de su base alimenticia y un medio eficaz para emigrar a lugares con mejores condiciones y recursos para la vida. 

Al término de esta expedición de 32 días de navegación en kayak  en la Patagonia escribo para cerrar mi diario: 

"En los canales de la Patagonia para vivir primero se debe  aprender a sobrevivir enfrentándote a diario con los elementos ambientales que te obligan a trabajar duro para obtener algo de comodidad y posteriormente ante tus debilidades y necesidades que te arrastran al inicio y te impiden progresar. Creo que ese es el mayor desafio".


LUIS PAVEZ

lunes, 29 de agosto de 2011

Primera vía chilena de escalada en Valle de Cochamó, año 2007.



Vista del Valle de Cochamó
El Valle de Cochamó está ubicado al sur de Chile, al este de la ciudad de Puerto Montt, en los Andes Patagónicos.
En lo personal describir  el Valle de Cochamó realmente es muy dificil,  a mi mente se agolpan recuerdos de amistad, gratos momentos en el refugio disfrutando de la calidez,  del mate y la cerveza artesanal de Daniel y Silvina (su señora), enormes paredes de granito, selva, hambre, frío, lluvia, desafio, mucho trabajo, insertidumbre, satisfacción, alegría, esperas por tiempo para escalar, pero si tuviera que elegir solo un adjetivo para calificarlo, me quedo con la amistad y  los lazos imperdurables que logré con los amigos que escalé y compartí, los gratos recuerdos que vivimos y disfrutamos  en las paredes del valle, los que me acompañarán por toda la vida.

Para describir el Valle, que mejor que citar la descripción que hace Daniel Seeliger, uno de los pioneros de la escalada en el Valle de Cochamó :
"Paredes de mil metros bordean el valle del río Cochamó. Las paredes del Valle de Cochamó tienen un potencial de rutas más allá de lo imaginable. El área ya se ha convertido en un destino de escalada de clase mundial, con primeros ascensos de escaladores de casi todos los continentes. Para los amantes de las rutas largas, rutas deportivas, boulder, establecer nuevos ascensos, sólo estar en un hermoso lugar, Valle de Cochamó es uno de los favoritos de Sudamérica".
En verano del año 2007, Michael Sánchez y yo, nos acercanos por segunda temporada al valle de Cochamó a escalar, pero está vez con una idea fija en nuestras mentes abrir una nueva ruta de escalada en la zona de la Pared del Escudo, que adicionalmente podía ser la primera ruta chilena en el valle. A esa altura a pesar de nuestra corta experiencia en escalada de grandes paredes, con Michael teniamos a nuestro favor conocernos muy bien en la escalada.  Desde prácticamente nuestros inicios en este deporte en Puerto Montt,  habíamos sido compañeros de cordada y esta era nuestra segunda temporada en Cochamó. Había que soñar y crecer, este podía ser  un gran salto como escaladores. A continuación paso a relatar como fue la historia de la primera ruta chilena de escalada en el Valle de Cochamó

Apertura de "Pulso"  ( IV, 5.10c, 11p, 700 mts.).

Día 1.

Llegamos al refugio del Valle de Cochamó y nos instalamos en el sector del camping. A la mañana siguiente seleccionamos el equipo y la comida que llevaríamos a la pared y salimos.
Fieles a nuestro estilo de ir siempre ligeros, obviamente no llevamos carpa, gas y comida sólo para un  par de días y el siguiente equipo de escalada : Un martillo y mandril manual para equipar, con sus correspondientes bolts y chapas, dos cuerdas de 60 mts, un rack completo de friends de unas 18 piezas, un juego de stoppers, cintas y finalmente cordines para rapelar por nudos (un estilo que aprendió mi amigo, de manos de un alemán, que prácticamos y  confieso que en la pared con 400 metros de aire bajo mis pies, me dio más de un susto).

Al fondo, la pared El Escudo.

Cruzamos el río y nos enfrentamos a nuestro primer y no menor desafío el cual significaba llegar a la base de la pared atravesando la impenetrable y espesa selva valdiviana que teniamos en frente. Donde como dato no funcionan los GPS y la brújula pasa a ser un amuleto que te podría traer buena suerte, ya que las referencias son muy escasas y a veces nulas. Tras luchar mucho con el bosque, nuestra alegría fue grande al toparnos con un río el cual decidimos seguir pendiente arriba y que finalmente nos condujo a la base de la pared, cuando daba casi el ocaso. Junto a Michael seleccionamos el que sería nuestro vivac de cinco estrellas para aquella oportunidad. Encontramos algo nada mal, dadas las circunstancias, una cueva seca, con  buen espacio, blando, protegida del viento, con vista a las paredes del valle y relativamente cercano a la pared del Escudo. Ese día nos dorminos con la esperanza de escalar al día siguiente.
Como anécdota personal de este trayecto recuerdo haber salido con unos pantalones de trekking, de una marca reconocida, pero que no viene al caso nombrar y haber llegado con un par de shorts de náufrago destruidos a la pared producto de el roce con ramas. Los cuales todavía conservo.

Capeando mal tiempo en el vivac de emergencia
Día 2.

Me despierto en medio de la noche con un sueño perturvador y el ruido incesante del viento, la lluvia y algo como un río que se siente muy  cerca a nosotros. Tomo mi linterna frontal y la sorpresa fue enorme al ver que aquel río que escuchaba estaba pasando justo sobre nosotros y que nos encontrábamos sumergidos hasta el cuello con agua y nuestro equipo estaba flotando  al interior de la cueva. Eran como las tres de la mañana. Despierto a Michael y salimos de la cueva sacando nuestras cosas del interior. Afuera llovía a cántaros completamente mojados nos ponemos en movimiento para encontrar un nuevo refugio, encontramos una claustrofóbica cueva cercana que estaba seca y decidimos capear en ella el temporal. Fue como dormir en una cama de clavos, debido a las rocas de todos los tamaños que habían en ella y sin posibilidad de moverte.
Apenas amanecio se detuvo la lluvia, salimos de la cueva, comimos algo, hicimos un fuego para secar nuestra ropa. El equipo y parte de la comida que estaban completamente mojadas. Para peor, Cochamó nos envío una nevazon y mojados, con temperaturas bajo cero, uff, ese día lo pasamos mal.!!
Al ver la pared del Escudo nevada mi decepción fue mayor, mis iluciones de escalarla se empiezan a esfumar, considerando además que parte de nuestra comida estaba mojada por el agua e incomestible. Lo cual no nos permitiría esperar a los pies de la pared mas que un día o dos por buen clima para escalar.

 Lo bueno fue que encontramos una cueva nueva bastante mejor que las dos anteriores y completamente seca.

En el nuevo vivac, lo llámanos "Vivac Chileno".
Día 3.

Me despierto por la mañana con un grito de alegría de Michael al cual me sume al ver que gritaba por que estaba completamente despejado. Sin pensarlo ni hablar nos lanzamos rápidamente sobre nuestras mochilas y empezamos a apartar el material que llevaríamos para escalar. Lo mínimo necesario, en comida no fue tan dificil elegir, de lo que nos había dejado la lluvia decidimos ir con un paquete de galletas para los dos y  como un litro de agua cada uno.

Tercera sección, abajo se aprecia el inicio de la vía

Eran las ocho de la mañana y  estabamos al pie del primer largo de la vía, montados sobre una gran placa que se sorteaba en tres largos cuyas reuniones se encontraban equipadas. No fue complicado superarlos, el crux de estos no sobrepasaba el 5.10a. Al final del tercer largo, estamos a los pies de una  sección de unos 400 metros de  desnivel, técnicamente no complicada, pero expuesta, que decidimos escalarla por nuestra cuenta desencordados  en beneficio del tiempo. Finalmente llegamos a la base de la  pared de la tercera sección y final de la ruta, donde debiamos partir abriendo la vía.


Con mandril manual equipando una reunión al término del offwidht

Una vez montados en la tercera sección, escalamos sin mayores contratiempos disfrutando de la escalada y el buen clima que nos acompaña. Uno tras otro se suceden los largos con fluidez y equipando lo mínimo necesario en beneficio de un estilo limpio y rápido. Todo bien hasta llegar a un puto offwidht de unos 30 metros,  que no admite  protección y que nos demandó mucha concentación y tiempo a nuestro favor en superarlo.


Mike abriendo vía.

Son más de las tres de la tarde y el sol me castiga con fuerza, no me queda agua, siento el viento que provoca el aleteo de un cóndor sobre  mi espalda. Bebo un sorbo de agua de una pequeña poza sucia en la pared, no me importa. No hemos parado de escalar, presiento que nos queda poco.


Cumbre !!!
Las cuatro de la tarde y hemos llegado a la cumbre de la pared el Escudo. No lo puedo creer, lanzo un grito pared abajo, nos abrazamos y sonreimos, lo hemos logrado, es el día más feliz de mi vida  como escalador. El paisaje es sobrecogedor. Al fin una ruta de chilenos en el Valle de Cochamó.


Vista desde la cumbre de la pared El Escudo.

El descenso :

Luego de descanzar y comer algo en la cumbre, decidimos iniciar el descenso por la línea de la ruta "Icaro y la Luna", haciendo rapeles en  travesía para alcanzar las reuniones montadas por cordines empotrados con nudos en pequeñas fisuras.

Nos encuentra la noche en medio de la pared y aún nos quedan unos seis largos por rapelar. Sólo tenemos una linterna frontal, hemos perdido la linea de descenso. Debemos hacer una nueva línea de descenso más a la izquierda de la línea de escalada con mas posibilidades de rapel  para no quedar entrampados en la placa. Tras unos tres rapeles que montamos con cintas en salientes rocosas, llegamos a una zona donde podemos caminar con relativa seguridad, no vemos prácticamente nada, el tener que jalar de las cuerdas en cada rapel nos desgasta cada vez más. Vemos en la base de la pared  la luz de la linterna frontal de Paulina que se pasea, probablemente preocupada por nuestra seguridad. Como un faro que nos guía con su luz podemos intuir por donde debemos descender para poder rapelar por la placa. Repentinamente Michael se topa con la linea de rapeles de la placa, uff!!. que bueno!!. Luego de los tres últimos rapeles alcanzamos la base de la pared a las 03:00 de la madrugada, tras 17 horas Non Stop.
No pienso en nada más que en descanzar he hidratarme, mis pasos hacia el vivac son débiles pero con buen espíritu. Saco cuentas de la escalada,  hoy dormiré con una sonrisa en el rostro por el esfuerzo que hemos hecho, he logrado abrir mi primera ruta de gran pared, junto a un gran amigo y nada menos que en el Valle de Cochamó.

Topo original de la ruta


En el refugio de Cochamó con el topo de "pulso" antes de entregarlo a Daniel. 
 
LUIS PAVEZ 


jueves, 25 de agosto de 2011

Primera ascensión al Monte Ferrier, Parque Torres del Paine, Patagonia, año 2001.

Vista del Monte Ferrier

Algo de historia :

El Monte Ferrier lleva como topónimo el recuerdo del primer colono del área sur del actual Parque Nacional Torres del Paine, Mr. Walter Ferrier (de nacionalidad inglesa), quién en 1896 se atrevió a localizar en dicho sector donde hoy día se encuentran la administración del parque sus actividades  ganaderas como forestales con la intención de desarrollar una economía pujante en la zona. Lejano y solitario en sus inicios, hoy día las ruinas de su casa-habitación es visitada por numerosos turistas de todo el orbe.

El Monte Ferrier pertenece al Grupo Mano del Diablo-Balmaceda del Hielo Patagónico Sur y está ubicado en el sector oeste del Parque Nacional Torres del Paine y en las inmediaciones periféricas del Campo de Hielo Sur. Tiene tres cumbres: la mayor posee 1.599 m. (cumbre Sur), la cumbre Noreste 1.499 m. y la Noroeste 1.451 m. 

Desde sus inicios permaneció inescalado y olvidado por los montañistas, opacado tal vez  por los retos que representan sus  increibles pares en el Parque Nacional Torres del Paine.  No se tiene conocimiento ni registro de expediciones hasta el año 1999 ( una expedición de un grupo de alumnos de la Universidad Católica ) y año 2000 ( expedición de la Universidad de Magallanes ), ambos intentos sin fructiferar.

No es hasta el verano del año 2001 que la cordada integrada por los chilenos Renato Méndez, Alfredo Soto y Luis Pavez., logran coronar la primera ascensión absoluta a la cumbre principal de 1.599 mts. 

Relato de la ascensión :

Salimos de la Guardería Grey temprano por la mañana, cargando todo lo necesario para una estadía de cinco días en una intentona al Monte Ferrier. En el equipo incluimos lo básico para la progresión y seguridad de la cordada para terreno nevado, considerando encontrar  algo de hielo y tal vez mixto. Nuestra ruta seleccionada sería la lógica, por el filo cumbrero, libre de las avalanchas, donde esperábamos encontrar pendientes no mayores a 50 °.

Campamento base.

Situamos nuestro campamento base a la salida del bosque de lengas. Durante aquella noche de campamento  hubo tormenta con mucho viento, creo que ninguno de los tres durmió bien ni descanzó  como se debe producto de los rayos y avalanchas que se hacian notar con personalidad y a los constantes azotes de la carpa sobre nuestras caras que se doblaba y a ratos parecía querer rendirse ante tan semejante viento.

Ferrier desde el Plateau
Por la mañana el clima mejora, pero por las nubes que se aproximaban desde el norte a gran velocidad nos dimos cuenta que no tendríamos mucho tiempo para realizar la ascensión, es por eso es que decidimos salir con solo lo necesario para unas ascensión en estilo alpino, ya que el clima no estaría de nuestra parte.
Cruzamos el gran Plateau del Ferrier sin mayores inconvenientes hasta tomar el filo cumbrero, lugar donde nos comenzó a  golpear el viento muy fuerte y con voraces ráfagas que nos obligaban a desacelerar nuestro ritmo y detenernos a cada momento, la nieve levantada por el viento nos daba constantemente en nuestros rostros, dificultando nuestra visibilidad del terreno, al punto de planternos desistir de nuestro intento, ya que el ambiente se tornaba inseguro y el clima amenazaba con empeorar más. Despúes de sortear unos cuantos paredones de nieve entre 45°a 50° y de 150 a 200 mts de extensión, deteniéndonos cada vez que el viento nos obligaba a autoasegurarnos a la pendiente alcanzamos finalmente la cumbre del Monte Ferrier.

Creo que cuando alcanzamos la cumbre eran como las 12 del día.  Increíblemente en aquella no soplaba ni una ráfaga de viento, viento calma, sin embargo se oía como azotaba las paredes de la montaña más abajo. Las nubes daban al cielo un aspecto sombrío y pasaban rápidamente sobre nuestras cabezas. Estuvimos contemplando la gran vista panorámica que ofrece esta cumbre solo por cinco minutos y decidimos bajar.
En el descenso se cierra el clima y comienza a nevar,  retirándonos rápidamente nos concentramos en no cometer errores y en oir las avalanchas que se sucedían una tras otra a nuestros flancos. Llegamos al campamanento base, con la misión cumplida, sanos y salvos a las 7 de la tarde, de ahí a comer y a la carpa a descanzar, hechar el pelo, reirnos y soñar con una pizza.

Vista desde la cumbre del Ferrier.
Cualquier expedición en la Patagonia es algo para tomárselo en serio, dadas las características impredecibles y variables del clima.  Invierno marcado por las bajas temperaturas y las nevadas, el fuerte viento tan característico del verano. No es extraño que aún en verano persistan las nevazones, transformando el contexto  que uno esperaría encontrar en la montaña.

El Ferrier tiene eso de aventura e incertidumbre de los cerros Patagónicos. El espeso bosque de lengas, ñirres y coigües que cobijan sus faldeos, hace aún más interesante la aproximación al campamento base, teniendo el escalador o montañista que abrirse paso sin más referencias que la de su sexto sentido y apoyándose de su brújula y mapa. 



LUIS PAVEZ


viernes, 19 de agosto de 2011

El faro más inhóspito del mundo, Evangelistas en Patagonia.


El Faro Islotes Evangelistas, apodado por los fareros como " La Roca ", está ubicado en la boca occidental del Estrecho de Magallanes (boca del estrecho que da al Océano Pacífico) en medio del océano y a dos días de navegación desde Punta Arenas, Chile.
Fue inaugurado el año 1896, tras años empleados en su construcción, la que fue catalogada como toda una osadía y hazaña para la época,  también lo sería para la actualidad, aún considerando los medios con que se disponen hoy, debido a las dificultades climáticas, de logística y aislamiento que presenta el lugar.


 Supongo que cuando tenía 20 años, siendo soltero, sin hijos, ni nadie que llorara por mi excepto mi mamá, estando distante a más de 1500 kms,  la carga psicológica de permanecer aislado por cinco meses como farero en la roca, en términos de aislamiento en faros al sur del mundo, no fue gran cosa, ni lo será.  Pero si a esto además agrego historias antiguas que he oido de fareros que permanecieron sin salir del faro Evangelistas por un periodo de hasta  dos años, cinco meses de completo aislamiento realmente no importan.


Hay muchas historias que se cuentan del Faro Evangelistas. Tormentas fabulosas al estilo del cine, cómicas anécdotas, accidentes, fantasmas deambulando, vivencias extremas, largas esperas. Las dificultades que plantea una evacuación realmente pueden ser un problema dependiendo del contexto de esta. Cito la espera que se produjo en la mítica caleta 40 días. Lugar bautizado así tras 40 días de espera de un buque  por buen clima  para dar inicio a los relevos de personal. Al relevo los fareros solo contaban con víveres para susistir un par de días más.
Recuerdo ver venir y volver por donde mismo al buque y tener que esperar casí un mes más por mi relevo. Tuvimos que ajustarnos en las raciones y comer una que otra alga, para variar un poco el rancho,  pero nada serio.


Lo del clima  es cierto, sólo hay ventanas de buen clima, llueve prácticamente todo el año, no existen las estaciones, éstas apenas se distinguen, es como vivir siempre en medio del invierno. Llueve  en forma horizantal, las olas superan facilmente los 12 metros y suelen elevarse más aún,  al chocar con las paredes rocosas del islote,  bañando de agua salada el faro asentado en la parte más alta, a casi  60 metros de altura sobre el nivel del mar, haciendo del agua de lluvia recolectada en el techo del faro para bebida, intomable. El viento suele en tormentas sobrepasar los 120 nudos (más de 200 kms x hora) y acaricia el islote normalmente con 30 a 35 nudos de intensidad. Dadas tales condiciones la roca se mantiene desnuda, con apenas  tímidos musgos que se asoman.
Recuerdo haber estado más de quince días sin poder salir del faro debido a los fuertes vientos que hacían inseguro exponerse al aire libre, dadas las enpinadas paredes de casi 60 metros que conducen directo al océano y que se asoman solo a metros del faro.
Recuerdo sentir hincharse mis venas tras los ensordecedores latigazos de los rayos de una tormenta  y su estela olor a azufre que cayeron sobre el pararayos del faro, dejándonos sin electricidad e incomunicados con el exterior por dos días.

Para mi la experiencia de permanecer aislado por cinco meses en  la Roca fue una de las experiencias más enriquecedoras y singulares  que he podido experimentar como marino y farero en la Patagonia.


                                           Reaprovisionamiento Faro Evangelistas

Luis Pavez