La primera vez que oí de esta ruta fue en un viaje a las Torres del
Paine indangando información de un sendero de trekking, por esas cosas de la
vida conocí en una hostal de Puerto Natales a un escalador chileno que venía
bajándose de la Torre Norte, tras haber logrado la cumbre junto a un extranjero por la ruta Monzino, el cual amablemente me relato parte de lo que fue su
experiencia en esta ruta y obviamente me dió los detalles de los senderos de
trekking que buscaba.
Fué así como muchos años después, el 03 de febrero, junto a mi amigo Daniel
salimos equipados hacia el campamento Japonés y posteriormente continuamos hacia
el vivac a los pies de la Torre Norte para hacer un intento a esta ruta, aprovechando la buena ventana que teníamos.
Tras salir de madrugada del vivac a eso de las 0900 ya nos encontrábamos a pie de vía del primer largo, tras un cachipún con Daniel salí sorteado para abrir el primer largo y el plan era ir alternándose uno y uno.
Daniel en el vivac. |
Junto a Daniel en uno de los largos. |
Largo tras largo nos alternábamos con Daniel, de pronto llegamos a una reunión muy bien protegida y donde no se veía que venía a continución y me sorprendí al salir de la reunión liderando y perder de vista a Daniel para encontrarme con una pirámide que podría ser la cumbre.
Luego de divagar como encararla por aquí o por allá, tras unos bellos pasos que nunca olvidaré llegué a la cumbre, mi alegría fue tal que lancé un grito que fue respondido por unos amigos que en ese momento escalaban la Torre Central.
Le doy unos tirones de cuerda a Daniel y luego nos abrazamos en la cumbre. Que bello paisaje desde acá, una bendición.
Cumbre !!! Atrás la Torre Central. |
Cuando ascendía el Monte Ferrier junto a mi cordada de aquellos momentos, recuerdo haber miradado las Torres del Paine y soñado con estar ahí algún día. Era algo distante a años luz, pero con paciencia y perseverancia se pueden lograr los sueños. Para mi fue doble sueño cumplido como Natalino.
Posteriormente a esta ascensión con Daniel y ya que andábamos con tiempo hicimos una aproximación al Spartano y esperamos tiempo para intentar el Aleta de Tiburón. En el caso del Spartano evaluamos que estaba demasiado peligroso por la gran cantidad de material que caía constantemente de la pared por donde debíamos ascender. Del Aleta de Tiburón no pudimos ni siquiera aproximarnos por los fuertes vientos y nevazones que se dejaron caer en el sector.
Y sacando cuentas felices finalmente por la nueva experiencia que nos llevábamos de este viaje a la Patagonia.
Aproximación al Espartano. |
Luis Pavez
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